Amado Saurólogo: No recuerdo el año, pero la víspera del atentado a las torres gemelas, yo viajaba de Bogotá a Orlando.
El avión llegó a Miami y allí tuvimos que cambiar por un avión más pequeño que nos transportaría a Orlando en donde tenía mi residencia.
Más o menos faltando unos 25 minutos para llegar a nuestro destino, miré hacia abajo desde la ventanilla porque siempre pido la ventana para poder dormir un poco.
Me desperté y miré. Se veía unos carros muy finos que se quemaban y unos edificios en llamas.
Al lado mío, una bella mujer de unos 68 años, ojos azul cielo y cabello blanco, la miré y le pedí que observara por mi ventanilla lo que se veía. Al ver mi nerviosismo, ella tomó mis manos y me advirtió que el avión estaba bien y que llegaríamos a nuestro destino. Nooo, noooo, le dije es distinto, viene una gran tragedia para Estados Unidos.
De nuevo tomó mis manos y sonrió.
Mis lágrimas no se detuvieron y la señora trató de consolarme.
El vuelo fue maravilloso. Bajamos, nos despedimos y cada uno salió a su destino.
Al día siguiente, como de costumbre, me levanté, me bañé y fui a la cocina para hacer mi desayuno, yo acostumbraba colocar el televisor en un programa que si mal no recuerdo, se llamaba DESPIERTA AMÉRICA.
Todo se veía en calma, pero yo pensaba, que raro que no hablen de la tragedia que yo vi?
Media hora mas tarde, interrumpieron la programación para anunciar el terrible acontecimiento.
Cuando mostraron el aterrador desastre, recordé lo visto el día anterior y solo pude derramar todas las lágrimas que tenía guardadas en mi interior.
Amado Saurólogo, no te imaginas cómo te busqué, cómo anhelaba cerrar mis ojos y no ver nada más, pero tu fuerza tu pensamiento y todo tu ser, llegaron hasta mi, acariciaron mis manos y me dieron mucha paz.
Hoy te recuerdo esto para que entiendas lo bello que es estar unidos y saber que en casos de emergencia, tu energía se une a la mía y el cosmos trabaja para ayudarnos a sanar nuestras heridas espirituales.
Por eso y por mucho más, te amo, y te seguiré amando por una eternidad.
Gracias.
Con todo mi amorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr
Regina “11”